viernes, 27 de julio de 2012

CAPÍTULO 51.


EPÍLOGO.

ACCIÓN DE GRACIAS.
51 1Te alabo, mi Dios y salvador;
te doy gracias, Dios de mi padre.
2Contaré tu fama, refugio de mi vida,
porque me has salvado de la muerte,
detuviste mi cuerpo ante la fosa,
libraste mis pies de las garras del Abismo,
me libraste de la difamación:
de lenguas que flagelan,
de labios que calumnian,
estuviste conmigo frente a mis rivales,
3me auxiliaste con tu gran misericordia:
del lazo de los que acechan mi traspié,
del poder de los que me persiguen a muerte,
me salvaste de múltiples peligros,
4del cerco apretado de las llamas,
del incendio de un fuego que no ardía,
5del vientre de un océano sin agua,
de labios mentirosos e insinceros,
de las flechas de una lengua traidora.
6Cuando estaba ya para morir
y casi en lo profundo del Abismo,
7me volvía a todas partes y nadie me auxiliaba,
buscaba un protector y no lo había,
8recordé la compasión del Señor y su misericordia eterna, 
que libra a los que se acogen a él y los rescata de todo mal;
9desde el suelo levanté la voz
y grité desde las puertas del Abismo,
10invoqué al Señor: Tú eres mi Padre,
tú eres mi fuerte salvador,
no me abandones en el peligro,
a la hora del espanto y turbación;
11 alabaré siempre tu nombre
y te llamaré en mi súplica.
El Señor escuchó mi voz y prestó oído a mi súplica,
12me salvó de todo mal, me puso a salvo del peligro.
Por eso doy gracias y alabo
y bendigo el nombre del Señor:
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al Dios de la alabanza,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al guardián de Israel,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al creador del universo,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al redentor de Israel,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al que reúne los dispersos de Israel,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al que reconstruye su ciudad y santuario,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al que hace rebrotar el poder de la casa de David,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al que escoge un sacerdote entre los sadoquitas,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al Escudo de Abrahán,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias a la Roca de Isaac,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al Paladín de Jacob,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al que escoge a Sión,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al Rey de reyes,
porque es eterna su misericordia;
acrece el poder de su pueblo, alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. Aleluya.

Poema alfabético a la Sabiduría
(Eclo 6,18-31)

13Siendo joven, antes de extravianne, la busqué.
14Vino hasta mí tan bella,
que hasta lo último la procuraré.
15Cuando cae la flor, las uvas
al madurar alegran el corazón.
Pisé un camino llano,
porque desde joven la traté;
16presté oído un poco
y adquirí mucho saber.
17Ella fue mi nodriza:
a mi maestra entregaré mi honor.
18Me propuse gozar,
ansioso de placer, y no cederé;
19la deseé ardientemente
y no me retiraré;
la deseé arduamente
y no descansaré en sus alturas;
mi mano abrió sus puertas:
contemplaré sus secretos.
20Me limpié las palmas ...
 
Con sus consejos adquirí prudencia
y no la abandonaré;
21mis entrañas se conmovían al mirarla,
por eso la adquirí como posesión preciosa;
22el Señor me concedió lo que pedían mis labios,
con mi lengua le daré gracias.
23Yenid a mí, los ignorantes
y habitad en mi escuela.
24¿Hasta cuándo andaréis escasos
y os moriréis de sed?
25 Abrí la boca para hablar de ella:
comprad sabiduría de balde.
26Someted el cuello a su yugo
y aceptad de buena gana su carga;
pues se acerca al que la busca,
el que se entrega la encuentra.
27Yed con vuestros ojos que, siendo yo pequeño,
la serví y la conseguí.
280íd lo que aprendí en mi juventud,
y por mí obtendréis plata y oro.
29yo me alegraré con esta audiencia
y vosotros no os avergonzaréis de mi canción.
30Haced vuestras obras con justicia
y el Señor os recompensará a su tiempo.
Bendito sea el Señor por siempre,
alabado sea su nombre de edad en edad.

Hasta aquí las palabras de Simán, hijo de Jesús, apellidado hijo de Sirá.
Sabiduría de Simán, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá.
Sea bendito el nombre del Señor ahora y siempre.

51,1-12 Estos versos siguen la forma clásica del canto eucarístico o de acción de gracias: con su introducción, recuento de la situación desgraciada o desesperada, liberación, alabanza. Está desarrollado por continuas reminiscencias de salmos, sin fijarse en ninguno concreto. La situación es el peligro de muerte, visto como síntesis de todos los males, y como suceso humanamente irremediable. Imágenes varias se sobreponen para simbolizar la suprema angustia humana, y en ellas nos parece reconocer la voz de Is 38; Jon 2; Sal 89. El peligro de muerte parece inducido por una conjura enemiga, tema también tradicional en los salmos; y domina, como era de esperar, el tema de la calumnia y la mentira, armas terribles de destrucción.

51,1 Véase Sal 18,47; 22,23; 25,5; 102, El título "Dios de mi padre" no lo recogen los traductores antiguos; menos llamativo sería en plural "Dios de mis padres". Teniendo en cuenta el verso 10 y su modelo Sal 89,27, se podría traducir "Dios mío, padre mío".

51,2 Véase Sal 27,1 y la oración de Ezequías en Is 38. Sobre los labios mentirosos cfr. Sal 40,5; "estuviste conmigo" cfr. Sal 56,10.

51,3 "Traspié": corrigiendo, según Jr 20,10.

51,4-5 Es dudoso el sentido de 4b. 5a, la traducción es conjetural. Si se acepta, resulta un procedimiento estilística por negación, original de nuestro autor. Véase Sal 52,6. 119,69.

51,6 Véase Sal 88,4.

51,7-8 Véase Sal 25,6; 121,7.

51,10 Sal 89,27. La última fórmula parece cita de Sof 1,15.

51,12 Al terminar su oración personal, el autor se vuelve a la asamblea, según costumbre tradicional. Recita un salmo litúrgico litánico, como el 136, cambiando las invocaciones. El primer verso era clásico en la liturgia: p. e. Sal 118; 136.
Primera estrofa: alternan títulos universales de Dios y títulos históricos referidos a Israel. Segunda estrofa: temas escatológicos: vuelta de los dispersos, reconstrucción de ciudad y templo, restauración de la dinastía Davídica y del sacerdocio sadoquita. Tercera estrofa: títulos divinos referidos a los patriarcas, y de nuevo el centro religioso.
Final: "rey de reyes" es la forma antigua de "emperador", el autor se complace en el superlativo; los últimos versos son cita del final de Sal 148.

51,13-29 Poema alfabético. El autor cuenta en primera persona sus trabajos por adquirir la sabiduría y exhorta a sus alumnos a seguir sus huellas. Muchos temas y fórmulas proceden de 6,18-31, donde son simple exhortación. El poema alfabético se encontraba al final del texto, y muy pronto sufrió daños materiales. Alguien completó lo que faltaba retraduciendo al hebreo de traducciones, pero sin respetar el artificio alfabético. La traducción de la primera parte se basa en reconstrucciones propuestas por diversos autores a partir del griego o el siríaco; a partir de la letra L, el texto hebreo está bastante bien conservado.

51,13-15 Varios de estos verbos se emplean en los salmos con Dios como complemento, con la ley, en el Deuteronomio. La única imagen recuerda el gran himno que recogido en el cap. 24.

51,16-19 En contraste lo poco del trabajo y lo mucho del resultado. El que le enseñó es Dios, según Eclo 39,6-9. También se aplican a Dios "seguirlo, pegarse a él". "No me avergonzaré" o "no fracasaré", expresión de confianza en Dios.

51,20-22 Vuelve la imagen del fruto, y se oye una alusión al templo donde el hombre contempla a Dios. "Prudencia" es la tercera forma sapiencial, después de "sabiduría", 14, y "doctrina", 16. El verso numero catorce del poema concluye con acción de gracias.

51,23 Prov 9,1-5.

51,23-26 La última sección es parenétiea: habla el sabio como en Prov 9 hablaba la sabiduría. También la fórmula "estar cerca" se dice de Dios.

51,27-29 La antepenúltima y penúltima letra del alfabeto sugieren la invitación a "ver" y "escuchar". El último verso es como el envío, como el final de Sal 19.

51,30 El verso es como un estrambote añadido al final del alfabeto. Sigue una invocación, dos notas sobre el autor y una nueva invocación. Las notas no coinciden perfectamente: Jesús parece ser hijo de Eleazar y nieto o descendiente de Sira; a lo mejor se trata de una familia de sabios que han contribuido en modo diverso a la obra; el nieto ha continuado la tradición traduciendo la obra al griego. 

CAPÍTULO 50.


50 1El más grande de los hermanos y honor de su pueblo
es el sacerdote SIMEÓN, hijo de Juan.
En su tiempo se reparó el templo,
en sus días se restauró el santuario,
2en su tiempo cavaron la cisterna
y un pozo de agua abundante,
3en sus días reconstruyeron las murallas
con torreones para el palacio real;
4protegió a su pueblo del saqueo
y fortificó la ciudad para el asedio.
5Qué majestuoso cuando salía de la tienda
asomando detrás de las cortinas:
6como estrella luciente entre nubes,
como luna llena en día de fiesta,
7como sol refulgente sobre el palacio real,
como arco iris que aparece entre nubes,
8como rama florida en primavera,
como azucena junto a la acequia,
como rama de cedro en verano,
9como incienso ardiendo sobre la ofrenda,
como cadena de oro
con piedras preciosas engarzadas,
10como olivo frondoso cargado de olivas,
como árbol balsámico de espeso ramaje.
11Cuando se ponía el traje de gala y vestía los ornamentos de fiesta,
cuando subía al altar glorioso dando realce a la explanada del santuario,
12cuando de pie, junto a la pira,
 
recibía de sus hermanos las porciones,
rodeado de una guirnalda de jóvenes
como pimpollos de cedros del Líbano
y lo cercaban como chopos de río
13los hijos de Aarón, engalanados;
y ante toda la asamblea de Israel
presentaba los dones al Señor.
14Cuando terminaba el servicio del altar
y preparaba la ofrenda del Altísimo,
16aclamaban los sacerdotes aaronitas
tocando las trompetas labradas,
aclamaban, y su voz majestuosa resonaba
proclamando la presencia del Altísimo;
17todo el pueblo a una se apresuraba
a prosternarse en tierra,
para adorar la presencia del Altísimo,
la presencia del Santo de Israel;
18mientras los cantores entonaban
sobre suave acompañamiento de arpegios,
19todo el pueblo cantaba
suplicando al Misericordioso.
Cuando terminaba el servicio del altar
y de ofrecer a Dios lo establecido,
2Obajaba, y alzando las manos
hacia la asamblea de Israel,
pronunciaba la bendición del Señor,
honrándose con el nombre del Señor.
21De nuevo el pueblo se prosternaba
para recibir la bendición del Altísimo.
22y ahora bendecid al Señor, Dios de Israel,
que ha hecho maravillas en la tierra.
que cría al hombre desde el vientre materno
y lo forma a su voluntad.
23El os conceda sensatez 
y que reine la paz entre vosotros.
24Manténgase su fidelidad con Simón
y cúmplale el pacto de Fineés,
y no se lo quite ni a él ni a su descendencia
mientras dure el cielo.

Tres enemigos

25Dos naciones aborrezco y la tercera ya no es pueblo:
26los habitantes de Seír y Filistea y el pueblo necio que habita en Siquén.

Envío y firma

27Enseñanza prudente. consejos oportunos
de Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá,
como brotaban de su meditación
y los pronunciaba con sabiduría.
28Dichoso el que los medite. el que los estudie se hará sabio.
29el que los cumpla tendrá éxito, pues respetar al Señor es vivir.

50,1-24 Terminado el elogio de los antepasados, Ben Sira piensa en el presente, vivo o reciente. El sumo sacerdote, oficiando en el culto, representa la continuidad religiosa del pueblo santo, y es a la vez garantía del futuro. El esplendor del culto es manifestación de una gloria más grande, el sacerdote es mediador de la presencia divina. Cuando él pronuncia el nombre santo, el pueblo siente la presencia de Dios, se prosterna, adora, recibe la bendición. Simón renueva la actividad de Nehemías, la liturgia de Aarón y Fineés. El pueblo de Israel se puede seguir llamando "su pueblo".

50,1-4 Recuerda a Ezequías y Nehemías: el sumo sacerdote ha asumido la dirección política y militar.

50,5-10 Lo más bello en el cielo, entre las plantas, entre las joyas, se acumula en este momento maravilloso. Moisés salía radiante del trato con el Señor, Ex 34: algo así el sumo sacerdote cuando sale del santuario, Lv 16,24.

50,11-21 Repasa tres momentos de la liturgia: la subida al altar para ofrecer, la invocación del nombre divino, la bendición.

50,11-13 Recalca la función de los "hijos de Aarón", otra vez signo de continuidad. El esplendor impresiona ahora más que el mismo hecho del sacrificio y la ofrenda.

50,14-19 El rito de las trompetas, Nm 10,10, iba acompañado de gritos de aclamación y de un pronunciar el Nombre: esto era un recuerdo ritual que realizaba o proclamaba la presencia de Dios; por eso el pueblo se postra y adora a su Señor presente. A continuación siguen las súplicas cantadas con acompañamiento, es decir, salmos.

50,20-21 Momento final: la bendición se da pronunciando sobre el pueblo el nombre del Señor: Nm 6,22-27; Sal 67.

50,22-24 La exhortación y la súplica parecen abandonar la descripción litúrgica, y suenan como comentario en boca del autor. Es interesante el objeto de la petición: sabiduría para otros y paz. que apenas ha asomado en todo el libro; por el contexto, se trata de la paz entre sus compatriotas. En la súplica por Simón suena un acento mesiánico.

50,25-26 No sabemos a qué circunstancias históricas se debe este desahogo inesperado o esta cita desligada. Los tres pueblos habían sido enemigos en diversas circunstancias históricas; en tiempos del autor son más bien presa política o militar de lágidas o seléucidas.

50,27-29 Título y firma del libro vienen al final, como en el Eclesiastés: encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejos, prudencia, sabiduría; es nuevo el término ptr, que significa interpretación de sueños o de la Escritura. Gran parte de la actividad sapiencial del autor ha sido reflexionar sobre los libros sagrados e interpretarlos. De sus discípulos exige meditación atenta, que es repetición no mecánica; estando su enseñanza ordenada a la vida, también pide el cumplimiento. Y termina nombrando la síntesis de toda su enseñanza, que es el temor de Dios, el sentido religioso. El final se une con el comienzo. 

jueves, 26 de julio de 2012

CAPÍTULO 49.


49 1El nombre de JOSÍAS es incienso aromático,
mezclado por un maestro perfumista,
su recuerdo es miel dulce al paladar
o música en el banquete,
2porque sufrió por nuestra conversión
y acabó con la abominación de los ídolos;
3se entregó a Dios de todo corazón
y en tiempos violentos fue compasivo;
4excepto David, Ezequías y Josías, todos se pervirtieron,
abandonaron la Ley del Altísimo los reyes de Judá hasta el final.
5Por eso entregó su poder a otros
y su honor a un pueblo extranjero,
6que incendió la ciudad santa
y asoló sus calles.
7JEREMÍAS lo anunció, cuando lo maltrataron;
creado profeta en el vientre materno,
para arrancar y arrasar y demoler,
para edificar y plantar y consolidar.
8EZEQUIEL tuvo una visión
y describió los diferentes seres del carro,
9también mencionó a Job,
que se mantuvo en el camino justo.
10También los DOCE PROFETAS, [florezcan sus huesos en la tumba!,
ellos confortaron a Jacob y lo salvaron con firme esperanza.
11Que grande fue ZOROBABEL, 
anillo de sello en la diestra de Dios.
l2y lo mismo JESÚS, hijo de Yosedec,
en cuyos días se construyó el altar,
se reedificó el templo santo destinado a gloria eterna.
13NEHEMÍAS, nombre glorioso; él reconstruyó nuestras ruinas,
reparó los muros derruidos, colocando puertas y cerrojos.
14Pocos ha habido en el mundo como HENOC,
también él arrebatado en persona.
15No ha nacido varón como José,
y sus restos fueron sepultados.
16SEM y SET son respetados por los hombres,
pero a todos supera la gloria de ADAN.

49,1-7 Josías y Jeremías aparecen juntos, como lo estuvieron en la reforma; pero Jeremías queda solo en la desgracia.

49,1 2 Re 22-23.

49,3 Es importante esta interpretación teológica: Josías no sufrió por sus pecados, pues era inocente, sino por la conversión del pueblo; ¿piensa Ben Sira en el oráculo del siervo, Is 53?; en todo caso, ya no se escandaliza de aquella muerte enigmática.

49,4 Justifica la elección de tres reyes. Deducimos que Salomón ha sido admitido como constructor del templo.

49,5-7 El destierro de Judá es otra etapa decisiva. De Jeremías resalta la vocación: véase Jr 1.

49,8-10 Es extraña la brevedad con que despacha a Ezequiel, el profeta del templo y la ciudad futuros. El autor no conoce a Daniel como profeta, en cambio, no quiere perderse a Job, siquiera de pasada.

49,10 La misma fórmula de antes, suspirando por una renovación de la actividad profética.
49,11-13 La restauración es muy breve, con datos de Esdras, Nehemías y Ageo. El templo es el mismo de antes "reedificado", y tiene un destino escatológico, como anunció Ageo, 2,1-9.

49,14-16 A manera de inclusión, se remonta a los antepasados. Reaparece Henoc, arrebatado al cielo y todavía vivo. José, sepultado en la tierra prometida. Sem es hijo de Noé y padre de los semitas; Set encabeza una línea adamítica. Así llegamos a Adán: por primera vez en la Biblia aparece su figura aureolada de gloria, probablemente por la esperanza mesiánica de un nuevo Adán. La genealogía de Lucas se remonta a Adán, pasando por Noé, Sem y Set. 

CAPÍTULO 48.


48 1Entonces se alzó como fuego un profeta
cuyas palabras eran horno encendido:
2les quitó el sustento del pan,
con su celo los diezmó;
3por orden de Dios cerró el cielo
e hizo que cayeran tres rayos.
4iQué terrible eras, ELÍAS!,
¿quién se te compara en gloria?
5Tú resucitaste un muerto,
sacándolo del Abismo por voluntad del Señor;
6hiciste bajar reyes a la tumba
y nobles desde sus lechos;
8ungiste reyes vengadores
y nombraste un profeta como sucesor.
7Escuchaste en Sinaí amenazas
y sentencias vengadoras en Horeb.
9Un torbellino te arrebató a la altura,
tropeles de fuego hacia el cielo.
10Está escrito que te reservan para el momento
de aplacar la ira antes de que estalle,
para reconciliar a padres con hijos,
para restablecer las tribus de Israel.
11Dichoso quien te vea antes de morir
[y más dichoso tú que vives].
12Cuando Elías fue arrebatado al cielo,
ELISEO recibió dos tercios de su espíritu.
En vida hizo múltiples milagros y prodigios con sólo decirlo;
en vida no temió a ninguno, nadie pudo sujetar su espíritu;
13nada le resultaba imposible:
bajo él revivió la carne;
14en vida hizo maravillas
y en muerte obras asombrosas.
15Y, con todo, el pueblo no se convirtió
ni dejó de pecar,
hasta que fueron arrojados de su país
y dispersados por toda la tierra.
Judá quedó diezmada,
con un jefe de la casa de David.
16Algunos reyes obraron rectamente,
otros cometieron crímenes monstruosos.
17EZEQUÍAS fortificó la ciudad desviando el agua hasta su interior,
cavó con bronce la roca y cerró los bordes del estanque.
18En su reinado, lo atacó Senaquerib y despachó al copero mayor;
extendió la mano contra Sión y blasfemó de Dios con arrogancia.
19Entonces los valientes se acobardaron
y se retorcían como parturientas,
20invocaron al Dios Altísimo extendiendo los brazos hacia él;
Dios escuchó sus súplicas y los salvó por medio de Isaías;
21hirió el campamento sirio
y con su plaga sembró el pánico.
22Porque Ezequías había obrado rectamente
manteniéndose en el camino de David,
como le mandaba el profeta ISAÍAS,
famoso y acreditado por sus oráculos.
23En sus días, el sol volvió atrás
y alargó la vida del rey.
24Con espíritu poderoso previó el futuro
y consoló a los afligidos de Sión,
anunció el futuro hasta el final
y los secretos antes de que sucediesen.


48,1-11 La figura de Elías está compuesta con datos del libro de los Reyes y del profeta Malaquías. Resulta enérgica y sugestiva: el autor se arrebata al describirla. Su poder
domina la lluvia y la tormenta en el cielo, 2-3, reyes y dinastías en la tierra 6-7, y alcanza
hasta el Abismo, 5.

48,11 El griego ha introducido su fe en la vida futura: "y nosotros también viviremos", que no encaja en el contexto. La traducción propuesta se basa en reconstrucción conjetural. Hay que notar en el v. 8 la insistencia en la sucesión.

48,12-14 Con el mismo tema de la sucesión entra en escena Elíseo, el taumaturgo.

48,15-16 Al nombre de Eliseo se vincula la destrucción del reino septentrional. Perdura el reino del sur como continuidad: de él se ocupará el autor, sin mencionar todos los reyes.

48,17-24 Ezequías e Isaías aparecen juntos, como antes David y Natán.

48,17 De nuevo juega con el nombre del rey "El Señor fortifique".

48,19 Confiaban en sus preparativos militares.

48,20 Isaías significa "El Señor salve"; véase el mismo juego en Is 12.

48,24 Ben Sira ha conocido ya el libro de Isaías como unidad literaria, pues alude aquí
a Is 40 y siguientes. 

CAPÍTULO 47.


47 1Después de él surgió NATÁN,
que estuvo al servicio de DAVID
2(como la grasa se escoge de la ofrenda,
David de Israel es el mejor).
3Jugaba con leones como con cabritos,
y con osos como con corderillos;
4siendo un muchacho mató a un gigante,
removiendo la afrenta del pueblo,
cuando su mano hizo girar la honda,
y derribó el orgullo de Goliat.
5Invocó al Dios Altísimo, quien fortaleció su diestra
para eliminar al soldado aguerrido
y restaurar el honor de su pueblo.
6por eso le cantaban las mozas
alabándolo por sus diez mil.
7Ya coronado peleó y derrotó a sus enemigos vecinos,
derrotó a los filisteos hostiles, quebrantando su poder hasta hoy.
8De todas sus empresas daba gracias
alabando la gloria del Dios Altísimo;
de todo corazón amó a su Creador,
entonando salmos cada día;
9trajo instrumentos para servicio del altar
y compuso música de acompañamiento;
10celebró fiestas solemnes
 
y ordenó el ciclo de las solemnidades;
cuando, de madrugada, alababa el nombre del santo
resonaba el júbilo de las ceremonias.
11El Señor perdonó su delito y exaltó su poder para siempre,
le confirió el poder real y afianzó su trono en Jerusalén.
12Por sus méritos le sucedió
un hijo prudente que vivió en paz:
13SALOMÓN, rey en tiempos tranquilos,
porque Dios pacificó sus fronteras;
construyó un templo en su honor
y fundó un santuario perpetuo.
14iQué sabio eras en tu juventud,
rebosando doctrina como el Nilo!
15Tu saber cubría la tierra,
la desdeñabas con tu canto sublime;
16tu fama llegaba hasta las costas,
que deseaban escucharte.
17De tus cantos, proverbios, enigmas y sentencias
los pueblos quedaban pasmados;
18te llamaban con el nombre glorioso con que llaman a Israel.
Pero amontonaste oro como hierro
y acumulabas plata como plomo;
19entregaste a mujeres tus muslos
dándoles poder sobre tu cuerpo,
20echaste una mancha en tu honor
e infamia sobre tu lecho,
atrayendo la ira sobre tus descendientes
y desgracias sobre tu tálamo.
21Pues el pueblo se escindió en dos partes
con la usurpación del reino de Efraín.
22Pero Dios no retiró su lealtad
ni dejó de cumplir sus promesas;
no aniquila la prole de sus escogidos
 
ni destruye la estirpe de sus amigos,
sino que dejó un resto a Jacob
y a David una cepa de su linaje.
23Salomón descansó con sus padres
y dejó por sucesor a uno de sus hijos:
rico en locura y falto de juicio,
que con su política hizo amotinarse al pueblo.
Surgió uno -no se pronuncie su nombre-
que pecó e hizo pecar a Israel;
24fue un escándalo para Efraín, que lo condujo al destierro;
enorme fue su pecado, se entregó a toda maldad.

47,1-4 Natán asegura la continuidad empalmando con Samuel, ya que David no es sucesor de Saúl, sino nuevo comienzo, según la teología tradicional. La figura adolescente de David está idealizada por influjo de Is 11. La lucha con Goliat está resumida en pocos datos sugestivos.

47,5-7 Se añaden genéricamente otras empresas guerreras, sobre todo el someter al máximo enemigo de entonces.

47,8-10 Mucho relieve cobra la contribución de David al culto, sobre todo como autor
tradicional de salmos, pero también como organizador.

47,11 El pecado se recuerda con toda discreción, para exaltar el perdón de Dios. A la elección de David va unida la de Jerusalén.

47,12-22. El reinado de Salomón se divide en dos tiempos, de gloria y de ignominia.

47,12. Ante todo asegura la sucesión, basada en la promesa de Dios y en la fidelidad del padre. “En paz” hace juego con el nombre del rey.

47,13 Su primer mérito fue construir el templo, que Ben Sira llama perpetuo, a pesar de la destrucción babilónica; es decir, la interrupción del destierro no anuló la continuidad.

47,14-17 La segunda gloria es su fama legendaria de sabiduría. “Como el Nilo” puede ser comparación tópica, Jr 46,7,8; Am 9,5; Ecl 24,27, o puede aludir a la proverbial sabiduría egipcia.

47,18b-20 Con la sabiduría juvenil contrasta el lujo y lujuria del anciano. La división del reino castiga el pecado sin destruir al pueblo ni la dinastía.

47,23-24 El original no nombra al sucesor, sólo juega aludiendo a las piezas de su nombre, "rico" "pueblo". Un glosista ha escrito los nombres de Roboán y Jeroboán, que es el jefe maldito del reino cismático.

47,231 Re 12-13.